Las mujeres pueden lograr iguales derechos que los hombres nicas. Cómo lograrlo, fue el tema del cuarto micro-programa radial Esfera Ciudadana. Herenia Amaya Parrales, de la Red de Mujeres contra la Violencia, compartió sus reflexiones con la audiencia.
Empoderar a las mujeres no ha sido una tarea fácil. Ha costado decenas de años de trabajo a las organizaciones civiles, particularmente a las feministas.
Para la representante de la Red de Mujeres contra la Violencia, un paso importante en el empotramiento, es continuar promoviendo las nuevas masculinidades. No obstante, se necesita que los hombres cambien y basen sus relaciones en el respeto.
El trabajo de las organizaciones en la prevención de la violencia es invaluable. En ese sentido, los procesos de capacitación e información han sido claves para acabar con la violencia hacia las mujeres.
“La mujer informada, capacitada, adquiere poder. Si además de eso, le das una alternativa para su sustento, tiene la capacidad de decidir en qué momento salir de la violencia”, aseguró Herenia.
Las mujeres no salen del ciclo de la violencia porque guardan la esperanza de que su pareja cambie. “Les cuesta salir del círculo de la violencia porque quiere su marido cambie». Por esa razón, han apostado a esos cambios. Algunos hombres, que han participado en procesos de reflexión, han cambiado su comportamiento.
El empoderamiento está en la información y el conocimiento. También, en que las mujeres valoren su trabajo. Las mujeres consideran que el hombre es el proveedor, pero no valoran que su trabajo aporta a la economía.
Las organizaciones apuestan a que las mujeres se informen, se capaciten, emprendan y aprendan a administrar sus recursos.
Empoderar significa trastocar el poder patriarcal. “Cuando tocás el poder del Estado, de la iglesia y del gran capital, estás tocando un poder destinado a los hombres”, reflexionó.
No existen políticas de Estado para enfrentar de raíz la situación de violencia que viven las mujeres. Para la activista “existen políticas dispersas como la Ley de Participación Ciudadana y la Igualdad de Oportunidades”, pero no se aplican.
Las mujeres ocupan el 50% de los cargos públicos, pero en la práctica se vuelve retórica para ganar réditos políticos a nivel externo. En Nicaragua, las mujeres no tienen poder de decisión. El cuadro se rayó desde que se configuró la política del 50-50. “Hay dos líneas trazadas. En una está el primer grupo del 50, que sí tienen poder para decidir –los hombres-. En la otra, el otro grupo de 50 –las mujeres- que les toca plegarse a quienes deciden.
“El 50-50 es una obligación asumida por compromisos con los organismos internacionales. No existen políticas de Estado para enfrentar la violencia, desaparecer las desigualdades y la discriminación”, criticó Amaya.